lunes, 31 de enero de 2011

Que haces sentado, Imbécil.

Siempre cuando llamaban a la puerta Carlitos iba y la abría como de costumbre, como un acto donde tenía que fingir bondad y de paso ser sociable con los invitados, desde chico era así, pues su costumbre era tan perceptible para los demás que resultaba casi obvia.
 Un día común y silvestre sentado en el sofá, viendo una antigua serie de ciencia ficción, llaman a la puerta sin rasgo alguno de anormalidad. Era la noche y Carlitos andaba solo en boxer, ya que llevaba una vida de soltería bastante larga, era independiente y estudiaba en una inmensa ciudad (ese tipo de vida que muchos desean).
 Carlitos no dudó en ponerse una polera y salir a abrir, el no le temía a ese tipo de cosas cotidianas, debía ser algún servicio, pensaba, sin grandes inquietudes. Al abrir una mujer muy alta de alrededor de 40 años de edad lo saludaba con brutal normalidad ..
- Hola ! ¿como estás?
- disculpa, ¿te conozco?
-¿No te acuerdas de mí?
- No.
- mmm... ¿estás seguro?
- Si, ¿que necesitas?
- Yo soy tu prima, ¿No te acuerdas de esos largos veranos en el campo?,
- Creo que estás equivocada, en fin, si quieres pasa, te puedo ofrecer algo de abrigo, estás muy destapada y afuera hace un viento feroz.
- Mira, no te quiero molestar, si no te acuerdas de mí es tu problema. Yo sólo quería entregarte esto.
Carlitos mira su larga mano extenderse entre las suyas y recibe un sobre ligero de no más de 300 gramos.
- Mira, todo esto es muy extraño y no se quien eres tú, intentaré hacer memoria pero ahora estoy muy ocupado con trabajos para la universidad. Si quieres me das tu número y podemos salir algún día de estos.
- Buena idea. Anota. 3919293331811
Aquella mujer parecía tener una actitud muy sincera y dictaba su número con lentitud.
-Listo. Avísame, en esta inmensa ciudad no tengo muchas cosas que hacer, tengo muchas cosas que contarte y muchas cosas que obligarte a hacer para que salves tu propia vida. Yo me confundo fácil, así que cuando me llames, diga  : " Hablas con Carlos ". Y yo podre con seguridad charlar.
- ¿ Cómo?, ¿ Salvar mi vida ?, ¿de que estás hablando?...
- disculpa, pero me debo ir, estoy comprometida con un asunto importante, no quiero perder mi trabajo. Adiós.
-Pero, pero ...
Carlitos sintió cerrar la puerta, se quedo contemplándola por un largo rato. había empezado a llover y la televisión seguía transmitiendo una hilera de créditos a una gran velocidad.
 Caminó con determinación en dirección a su baño. El vomito no podía esperar. Había comido tantas galletas de pascua, que junto al nerviosismo demandaban una evacuación que parecía positiva. El ya se lo esperaba. abrazado al inodoro no paraba de pensar en ella. el la conocía y se había hecho el tonto. Tenía sus razones.


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