sábado, 14 de mayo de 2011

Penumbra desalmada.

Creyó escuchar un rugido estruendoso. Busco con la mirada a su alrededor, pero no divisó un alma.
Estaba amaneciendo y el gélido viento apaciguaba su pensamiento violento. 
De pronto a sus pies, un agujero emergía de casualidad y se agrandaba repentinamente, el hombre no atinó a hacer nada. Absorto empezó a caer por el vacío estrepitosamente y su corazón no experimentaba adrenalina, velozmente sentía como su cuerpo se desprendía del mundo. 
En el cielo aún quedaban unas estrellas bailarinas que se burlaban entre risas pasajeras. 
El hombre comprendió el chiste y se echó a reír de forma descomunal. Con la boca seca y la garganta polvorienta la risa se detuvo y empezó a toser lenta y calmadamente, como el ejecutivo que se arregla la corbata.

1 comentario:

cassia dijo...

me encanta éste!!!

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